Pobreza,
Marginación y Olvido
Imágenes que
rondan por todos los medios y que presentan escenarios desgarradoras,
conmovedoras y que sintetizan una realidad que con los años, sigue abonando,
desigualdad, hambre, miseria y algo aún más peor; violencia.
La pobreza en México,
es sinónimo de abandono, de putrefacción que no alcanzan a ver los gobernantes,
de una abismo caótico que no se ha logrado remediar, una diferencia de clases
bien marcadas, donde el más poderoso es el que posee riqueza y el que domina al
debilucho que ni siquiera tiene como sostenerse económica y socialmente
hablando.
Así de profundo
es esta división, duro, revelador y triste, es el Mexico que pretende entrar al
primer mundo y que se ha vuelto un territorio obsesivo para otros países que
aún siguen clavando el yugo de la conquista y la explotación.
Imágenes de un
México “moderno”, pero relativamente pobre, porque más de la mitad de sus habitantes, viven en esas
condiciones, en ocasiones infrahumanas y
en otras ni siquiera viven para contar su desgracia.
¿Fallas
estructurales?,¿ políticas públicas a modo? ¿Ineficiencia gubernamental?
¿Corrupción?
Cual será
entonces las causas de que sigamos cada vez peor, a quien habría que retribuirle la
culpabilidad de estas condiciones o ¿acaso es necesario que los pobres existan
para que los ricos persistan?
Incongruencias
que no logramos entender y que acribillan letalmente las formas posibles para
que salgamos de este fango, de donde históricamente no hemos logrado salir.
Parámetros y cifras
que obligan a la reflexión. Tan solo en este 2013, en México, los números
ascendieron a un millón de pobres que se suman a la larga lista, siendo nuestro
país, el único en América Latina en donde hubo tal incremento en comparación
con otros países de la zona.
¿Entonces,
porque presumir de que vamos avanzando?
El gobierno
mexicano y toda la circunferencia que lo rodea, no se percatan o no quieren
percatarse, que vivimos en un país geométricamente desigual, altamente
degradado por la violencia y la marginación de quienes viven al día, con un
salario paupérrimo que no alcanza para la atención de los servicios básicos y
ni siquiera para comer.
Miles y miles de
personas agrupadas en comunidades alejadas, en
donde enfermarse es un suicidio, en donde vestirse es una procesión y en
donde la educación, es simple ilusión.
Esto es lo que
nuestros orgullosos y valedores políticos se niegan a reconocer, es la otra
mitad del mundo mexicano; donde el gobernador del Banco de México se
reembolsara más de $800,000, por concepto de aguinaldo, cifra que pudiera
alimentar a por lo menos 8000 indigentes.
Así de abultado
es la nómina burocrática y de altos funcionarios que se aprovechan de todo sin
perder oportunidad, de una clase política que ha encontrado una forma cómoda de
vivir y de exterminar los recursos de la nación. Una clase social enmarcada en
la cima de la pirámide, sin miramientos hacia abajo, en ese lugar donde se
concentra la mayor parte del capital humano en épocas de elección.
Mientras; los de
abajo, los agachados, los que viven en el ahora, los que no piensan en el que
pasara mañana, los que sus sueños de grandeza se desvanecen por la enorme
crisis laboral que existe, los que piden justicia social y a quienes nadie
escucha, todos quienes viven con $ 64.00 al día, sin seguridad ni derechos
laborales, para ellos, este fin de año
será lo mismo como los otros que han pasado, con vicisitudes, enfermedades, desnutrición,
y más desesperanza a cuestas.
El aguinaldo que
por derecho nos asiste, en estos lugares nunca llegara y por consiguiente la
cena de navidad y año nuevo, algo que quizás, jamás han conocido.
Para el 2014,
las expectativas no son tan alentadoras, al parecer todo será igual o peor a
este año que está feneciendo. Lo cierto es que, la
pobreza seguirá ahí porque nunca se ha ido, los políticos y sus políticas de
asistencia no han podido abatir el problema, solo apaciguarla.
Ellos seguirán
incrementando fortunas, los otros acumulando historias que nos rompen el alma.