Según datos históricos, 1882 es
la fecha reconocida de la fundación de esta comunidad zapoteca ubicada a unos kilómetros
de su ex
cabecera municipal Juchitán de Zaragoza Oax.
Desde entonces, poco o nada se ha
hecho por darle un rostro diferente a la población, la falta de visión de
quienes en los últimos 30 años han gobernado al municipio ha impactado en el
rezago que hoy en día palpamos en el interior de la comuna.
Aunque, habría que reconocer el
trabajo de algunos y la necedad de otros, Unión Hidalgo llega al acumulado de
131 años, con las mismas expectativas de años anteriores y con las mismas
esperanzas en los gobiernos que cada tres años toman posiciones en la autoridad
municipal.
Muy atrás quedaron los hombres
baluartes recordados por la historia Gubiña, aquellos quienes aspiraron y se
inspiraron en construir una comunidad a la altura de los tiempos y de las
circunstancias, hoy los podemos recordar con gratitud, no así de quienes han
tenido la oportunidad y la han despreciado y se han sumido en su madriguera,
sin que nadie los tome en cuenta, sin que nadie se acuerde de ellos.
Por ello, es importante el
cuestionamiento que hacemos ¿ tenemos algo que celebrar? y esto va mas allá del
aniversario 131 de la población, debería ser algo reflexivo y critico ante la
comparativa que seguimos sumidos y no hemos trascendido estructural, social, político,
cultural, educativo y deportivamente hablando, pues estas bases del desarrollo,
todavía siguen sin ser atendidos debidamente y en donde nosotros como parte de
un municipio aparentemente libre y democrático, tenemos mucho de
responsabilidad.
Mas allá de las festividades, de
los juegos mecánicos y de todo lo que pudiera ser tradicional en esta celebración,
debemos de levantar la voz y organizarnos para la exigencia de las buenas
acciones que beneficien a toda la colectividad; pareciera que nuestra participación
solo se resume en las elecciones políticas, y no en darle seguimiento al
comportamiento gubernamental, pareciera que después de llevar al poder a
cualquier candidato, nuestra misión ha terminado, cuando debería de haber
comenzado.
La apatía, el fanatismo y en
algunos casos, los malos candidatos que a la postre resultan ser malos
presidentes, son solo causales de que estemos ante un escenario de abandono,
retroceso y marginación.
Todo tiene su propia consecuencia
y en el tema político que sin duda ha sido el eje y el centro por donde gira
una posible transformación, hoy en día se encuentra prostituida, a tal grado
que solo basta apreciar las pugnas en los institutos políticos degradados por alcanzar
alguna migaja en el poder.
Esta avaricia ha llevado que esta
ciencia llamada política, se vea envuelta y secuestrada solo por un grupúsculo
que buscan su desarrollo personal y no colectivo.
Unión Hidalgo no solo ha sido rehén
de los grupos, si no que también ha sido alcanzado por la modernidad, es decir,
estamos creciendo de forma avasallante, pero no de acuerdo a los servicios mas básicos
que se nos pudiera brindar y esto contrasta con la inversión multimillonaria
que se está realizando en la parte norte de la población, en donde unos de los
proyectos más grande de América latina en el tema energético, se está
construyendo precisamente en nuestro territorio, sin que esas inversiones
lleguen aun a beneficiar a la comunidad.
De que nos sirve entonces ser
reconocidos por este proyecto, cuando solo unos pocos, una minoría selecta son
los que se benefician e inclusive son los que se embolsan los recursos y
aportaciones que pudieran dar las empresas privadas.
Y lo más triste de todo, es que
nadie dice nada, todos callamos y seguimos como si aquí no pasara nada, y más
aun lo más triste es que, en realidad en unión hidalgo todavía no pasa nada.
Entonces, ¿qué tenemos que
celebrar?
Por mas amor que le pudiéramos
tener a la población, mientras el poder de organización nos haga falta, muchos más
llegaran y seguirán con la misma tradición de siempre, hacer todo un borlote
con los aniversarios, mientras la sociedad cada día acumula más años de
abandono…
al tiempo